La obligatoriedad de las togas en los juicios atenta contra el más elemental decoro e incluso contra la salud pública. Con el calentamiento del planeta, los veranitos en las salas de Vistas se convierten en saunas , con la especialidad de que los Abogados, Jueces, Fiscales y Procuradores están obligados a vestir con esa túnica negra de rancio abolengo , mientras que en la sauna puedes ir ataviado con una toallita de colorines y unas chancletas de playa. A la sauna tú vas a sudar con alevosía y premeditación, mientras que al juicio se supone que tu vas defender al personal y no a sudar el Código Civil o la Ley de Enjuiciamiento Criminal, y no sudas precisamente porque te imponga su Señoría, que en algunas ocasiones ni te escucha ni te oye , sino porque esa rancia toga se te adhiere al cuerpo , y cuando estas concentrada en las conclusiones, zaaas, te empiezan a caer tremendas gotas por la frente, por las orejas, por la nariz , por las rodillas , por los tobillos y hasta en la uña del dedo meñique del pie, de tal manera que antes de llegar a convulsionar, aceleras las conclusiones porque temes que esas gotas de sudor que asomaban por tu nariz, caigan despiadadas sobre tus notas o a lo peor sobre las del Ministerio Fiscal, si es que está presente . Esas togas adhesivas son un símbolo de respeto y sobriedad en la vestimenta judicial, supongo que en su día, por eso de la menopausia judicial no tuvieron en cuenta el calentamiento del planeta y que las togas no son para verano .
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