Después de casi treinta años de ejercicio de mi profesión, me sigo preguntando el motivo por el cual parejas que fueron cómplices, amantes, amigos, padres, que se amaron y se soñaron, pueden acumular tanto rencor, tanto desapego, tantas pesadillas. Lo que fueron risas, anhelos y proyectos son ahora reproches y contra reproches, ya no se acuerdan que se admiraron que se soñaron y que se amaron y algunos hasta olvidan que un día tuvieron hijos y que aunque ya no se sueñen ni se amen seguirán siendo padres . Y a mí después de tantos años, de tantas confidencias, me sigue dando pena que la memoria sea tan frágil y que seamos capaces de pasar de nos dieron las diez y las once y las doce y desnudos al anochecer nos encontró la luna, a vete no puedo verte y te voy a sacar los dientes.
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